Padres, madres y niños participaron en la jornada de cierre del proyecto de intervención psicomotora desarrollado por Mariela Pávez, estudiante del Magíster en Promoción de Salud Familiar y Comunitaria de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Esta iniciativa corresponde a su actividad final de grado, mediante la cual realizó una intervención de dos meses en la Sala Cuna y Jardín Infantil Brisas del Mar de la comuna de Tomé.
La jornada de cierre tuvo como objetivo brindar un espacio de integración, disfrute y valoración de los aprendizajes adquiridos durante la intervención psicomotora, promoviendo la participación activa de los niños y niñas, y fortaleciendo su confianza, motivación y sentido de logro mediante actividades lúdicas y corporales permitiendo visibilizar los avances alcanzados.
Antecedentes del proyecto
El aumento del sedentarismo en la infancia constituye una preocupación creciente para la salud pública y el ámbito educativo, debido a su impacto en el bienestar físico, cognitivo, emocional y social de los párvulos. La evidencia científica indica que los niños en edad preescolar realizan bajos niveles de actividad física y permanecen largos periodos sedentarios, situación observable incluso antes de los dos años.
Desde este contexto, Mariela Pávez diseñó una intervención psicomotora orientada a favorecer el desarrollo integral de los niños y niñas, promoviendo habilidades motrices, socioemocionales y de autonomía mediante experiencias corporales significativas. La propuesta buscó fortalecer el movimiento como eje fundamental del aprendizaje y contribuir a la disminución del sedentarismo mediante oportunidades de exploración, coordinación y expresión a través del juego.
Experiencia, participación y proyección del proyecto
Mariela Pávez señaló que “al inicio tenía algo de temor respecto a la participación de los apoderados, porque la intervención estaba muy enfocada en el ámbito familiar. Me preocupaba si se involucrarían o si les interesaría el proyecto. Sin embargo, con el paso de los días y el apoyo del profesor, fue muy fácil llegar a las familias: las anticipamos bastante y tuvimos una excelente acogida. Finalmente, la intervención se desarrolló de manera muy fluida, ya que contamos con el respaldo de todos: las educadoras, las familias y los niños, quienes estuvieron muy motivados. Con ese entorno, todo se fue dando de forma natural”.
Daniela Matamala, directora de la Sala Cuna y Jardín Infantil Brisas del Mar, comentó que “estamos muy contentos con esta actividad y con todo el proceso que hemos vivido, porque desde hace tiempo no contábamos con clases impartidas por un profesor de Educación Física ni con una intervención tan potente dentro de la unidad educativa. Esto se valora enormemente, ya que repercute en la salud y el bienestar de los niños y las niñas, así como también en el del equipo educativo, pues contribuye a mejorar nuestras prácticas pedagógicas. Además, ha involucrado a las familias, que han participado en diversas actividades, lo que explica la alta convocatoria que tuvimos en la jornada de cierre”.
Mariela Pávez postuló y obtuvo la Beca de Apoyo a Actividades Académicas de la Dirección de Postgrado de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Gracias a este financiamiento, se pudo donar al jardín la implementación necesaria para dar continuidad a los ejercicios psicomotores, asegurando la mantención y proyección de los avances logrados.
En ese contexto, la directora del jardín señaló que “ha sido muy importante, porque si bien somos una unidad del Estado, no contamos con tantos recursos para adquirir implementos. Todo lo que tenemos proviene de la institución, por lo que siempre se agradece contar con un apoyo adicional, especialmente en experiencias educativas vinculadas a la vida sana y la actividad física, que hoy están directamente relacionadas con los hábitos de salud tanto del equipo educativo como de los niños”.
Además, agregó que “somos promotores desde hace muchos años de espacios y de alimentación saludable, por lo que para nosotros es muy significativo que la estudiante nos haya elegido y que la unidad educativa haya recibido este reconocimiento. Estamos muy contentos, al igual que las familias, de haber sido seleccionados entre todos los jardines de la comuna. También es relevante considerando que somos el jardín más antiguo de Tomé, con 50 años de funcionamiento, lo que hace que esta actividad sea aún más importante para nosotros”.